martes, 3 de enero de 2023

Haruki Murakami - Hombres sin mujeres

 

Hombres sin mujeres es el primer libro de Haruki Murakami que tuve el placer de leer, ahora que se lanzó la película My car basada en una de las historias que nos comparte en este libro me fue imposible no escribir este artículo hablando del libro.





Pero primero quien es el autor Haruki Murakami nacido en Kioto el 12 de enero de 1949, es un escritor y traductor japonés, autor de novelas, relatos y ensayos. Sus libros han generado críticas positivas y obtenido numerosos premios, incluidos el Franz Kafka, el Mundial de Fantasía, el Jerusalén y el Hans Christian Andersen de Literatura. Su obra ha sido traducida a cincuenta idiomas, ha sido criticada por el establishment literario japonés, describiéndola como no japonesa, su obra está influida por el surrealismo y se centra en temas como la soledad. Es considerado una figura importante en la literatura posmodernaThe Guardian ha situado a Murakami "entre los mayores novelistas de la actualidad". Ha sido considerado candidato​ al Premio Nobel de Literatura en repetidas ocasiones.

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De manera personal, les puedo decir que eh disfrutado enormemente su escritura y manera de narrar las historias que no te permiten quedar indiferente.

El libro nos relata 7 historias de desamor, soledad, perdida, amores tormentosos, teniendo como protagonistas a personajes masculinos cuyas vivencias amorosas que no funcionaron con las mujeres en sus vidas los han llevado al momento actual que nos cuenta el autor de una manera envolvente.

Nos narra la compleja relación entre hombres y mujeres, los diferentes matices que las acompañan y como estas pueden determinar la vida de un hombre.

El libro no deja de ser una historia de amor, pero no una historia de cuentos de hadas sino mas bien de un amor real complejo y lleno de tonalidades grises.

En definitiva, es un libro que es imperdible y que no te dejara indiferente.

 

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martes, 2 de junio de 2020

El camino del encuentro - Jorge Bucay

     

    Elegí este libro del reconocido autor Jorge Bucay por que nos habla del encuentro con nosotros mismos y como esto determina nuestra calidad de vida, dejando en claro que, sin este conocimiento de nosotros mismos como seres pensantes y sintientes, una buena economía y estabilidad económica no son bien aprovechados de una manera plena pues no sabremos cubrir todas necesidades que importan más que las posesiones materiales.

 

            Este libro nos enseña la autoindepencia nos enseña a ser amos y señores de nosotros mismos, sin dejar de lado a todas las personas que nos encontraremos a lo largo de nuestra existencia siendo algunas temporales y otras que permanecerán a lo largo de la misma, personas con las que vamos a compartir relaciones interpersonales y que nos vamos a relacionar con ellos de manera, afectuosa, amistosa, laboral, apoyando o íntimamente, sin más que agregar inicio con este ensayo.

 

            La primera parte del libro inicia con la hipótesis de que existe un rumbo, debemos encontrarlo como individuos y comenzar a recorrerlo, nos habla sobre la posibilidad de que lo iniciemos solos o acompañados, esta parte es importante porque mantiene la primicia de que es un camino de autoindepencia, la idea de recorrer nuestro camino que es personal y definitivo este nos llevara hacia los demás que tenemos que recorrer a lo largo de nuestra vida, también nos hace saber que aunque es un camino que mayormente recorremos solos, también encontraremos personas que van hacia la misma dirección que nosotros personas que compartirán objetivos pequeños o grandes con nosotros.

 

            Este destino que él llama final pero que podemos llamar de la manera que prefiramos dependiendo del objetivo personal de vida de cada uno de nosotros, siendo nuestro desafío de vida, el camino que nos queda por recorrer, viviéndolo en compañía o soledad sin que esto interfiera en nuestro objetivo de vida, menciona los más comunes que son; felicidad, autorrealización, elevación, iluminación, darse cuenta, paz, éxito, cima. El nombre que le demos depende del objetivo de cada uno, pero al fin es el mismo que es alcanzarlo. Todos compartimos este deseo o necesidad de llegar a este punto de nuestras vidas, darle el sentido que necesitamos para que nuestra vida tenga un sentido, el sentido que creemos más adecuado de manera personal.

 

            No todas las personas son capaces de encontrar y seguir su camino algunas personas se pierden en el podemos aterrizarlo en la realidad a personas con adicciones o personas que no tienen una estabilidad en sus vidas.

 

            Es claro que este camino no está exento de complicaciones y perdidas de rumbo que podemos aterrizar como el cambio de pareja, empleo o hasta de domicilio, explicando esto como que esto ya no es lo que necesitamos en nuestra vida para seguir en el rumbo que necesitamos, que esa situación en nuestra vida ya no nos deja crecer que ya dio lo el aprendizaje que necesitamos y es momento de avanzar y seguir en busca de algo más que nos haga crecer y mejorar.

 

La alegoría del carruaje

 

            Se refiere a esta alegoría como un todo, mi carruaje, los caballos, el cochero y yo, haciendo la analogía entre las dificultades que enfrentaremos en nuestro camino tal como el cochero lo enfrenta en su recorrido, a veces con un viaje tranquilo y con un buen clima, así como a veces con un camino complicado y con tempestad, este debe estar preparado para aceptar y afrontar de la mejor manera ambas situaciones disfrutar el camino agradable y tranquilo, así como estar preparado y dispuesto a recorrer con todos sus recursos el camino complicado.

 

            Algunas de las dificultades que vamos a encontrar en el camino será el juicio de las personas de nuestro entorno este será hacia ideas en nuestra vida personal, así como profesional si queremos emprender algún proyecto profesional no faltara quienes nos digan que no somos capaces que no es un buen momento, que la situación económica no es la apropiada en este momento razones lógicas y racionales que nos hagan dudar de que el camino que estamos tomando no es correcto que nos harán dudar de las decisiones que estamos tomando a manera personal o profesional, que nos traten de hacer ver que la conformidad es el mejor camino que la estabilidad actual aunque no nos haga feliz, ni nos permita crecer en cualquier sentido es lo mejor, argumentando que es mejor que cualquier riesgo que nos haga crecer y tener éxito. Sin embargo, debemos entender que esto nos habla de sus propias limitaciones de no de las nuestras debemos aprender a distinguir que este tipo de personas son obstáculos que no nos permitirán alcanzar el éxito sino por el contrario nos van a mantener en la misma situación sin permitirnos alcanzar nuestro potencial.

 

El hombre: naturaleza solitaria o vida social

 

            El hombre como ser solitario se menciona como egoísta preocupado solo por su el mismo y sus necesidades personales, el hombre como parte de la sociedad se vuelve un ser dependiente de los demás y su necesidad de aceptación como parte de un todo lo hace poner sus prioridades a un lado. Ahora como seres pensantes y racionales nos enfrentamos a estas ideas y estas situaciones por superar y aterrizar en nuestra vida siendo conscientes de esto que podemos hacer para que en lugar de afectarnos las tomemos desde una perspectiva de crecimiento y desarrollo personal y profesional.

 

            La necesidad de pertenecer al todo es lo que nos hace buscar el crecimiento económico para ser reconocidos como parte de los demás, ser vistos como seres exitosos que los demás nos tomen en cuenta, pero esto no se puede lograr sin poner prioridad como seres individuales y arriesgarnos a lo desconocido, nos deja ver que ambas son parte de nuestra naturaleza y debemos aprender a mediarlas logrando que ambas nos beneficien y nos hagan alcanzar el éxito en todos los aspectos de nuestra vida.

 

Encuentros verticales

 

            Después de conocer la autoindependencia nos enfrentamos a otro reto el amor, pero no se refiere solo al amor romántico o de pareja sino al afecto que tenemos por los demás a lo largo de nuestra vida, menciona la hipótesis que el lenguaje se desarrolló para poder comunicarnos con los demás y esta necesidad surge desde el amor a nuestros semejantes. Este amor es el que nos hace relacionarnos con los demás y encontrar satisfacción en las relaciones interpersonales este amor es también conocido como afecto.

 

            El libro hace evidente la necesidad del autor de llamar a las cosas por su nombre, como sociedad usar el nombre de amor nos hace sentir vulnerables, sentir afecto nos hace sentir inmaduros, nos deja vulnerables ante los demás, pero una vez aceptando que el afecto es parte de nuestra vida cotidiana, lo llamamos amistad para hacerlo más fácil de pronunciar pero que es la amistad sino afecto hacia nuestros amigos, el afecto es una declaración importante y es que nos importa el bienestar de las personas por las que lo sentimos.

 

            Este afecto puede llegar ser dañino hacia nosotros pues en cuentas ocasiones no hemos llegado a priorizar las necesidades de los demás sobre las nuestras propias y aunque se nos ensaña que esto es un acto de amor, también es un acto de desamor propio, esto afecta nuestra relación con los demás puesto que también esperamos que estos prioricen nuestras necesidades sobre las suyas pero esto no es correcto para ninguna de las partes, creemos que la manera correcta de querer es la propia y esto hace que se nos dificulten las relaciones interpersonales porque aunque los demás nos demuestren afecto sino es como nosotros lo “creemos” no lo percibimos y nos sentimos no amados, sino es demostrado de la manera que nosotros esperamos, creemos que el otro no nos ama o no lo hace lo suficiente.

 

            Esto puede afectar nuestras relaciones cercanas creando un conflicto con la pareja, los hijos o la familia y si esto pasa afecta todas las áreas de nuestra vida creando un camino lleno de dificultades inhibiendo nuestro desarrollo personal, cortando nuestro crecimiento.


El amor en la pareja

 

            La sociedad nos enseña que el tener una pareja nos llevara al matrimonio, a la familia, a la estabilidad eterna, que debemos aprender a desear esto como objetivo de vida que nos llenara de satisfacción personal para siempre, en la actualidad sabemos que no siempre es así debido a la cantidad de separaciones y divorcios, esto nos lleva a otra aseveración que nosotros fuimos incapaces de elegir a la persona correcta. Esto nos lleva a un proceso doloroso repartir los bienes, los hijos y destruir nuestra expectativa de vida, nos deja ante un nuevo obstáculo en nuestro camino.

           

            Este panorama desolador lleva a que muchas personas se aferren a una relación que ya no funciona más vale un poco de afecto, que enfrentarnos al monstruo de la soledad y el desamparo, aprendemos a sobrevivir en un matrimonio infeliz, donde nace el alcoholismo, la adicción a la comida, el exceso de trabajo, de televisión.

 

¿Hay otra posibilidad?

 

            La pareja no es un destino final o una prisión, es un camino de desarrollo mutuo, un camino ambicioso y porque no riesgoso, es un vínculo especial que une a dos personas en la búsqueda de un camino mutuo. Esto se define como el genuino interés por el bienestar del otro tal como hablamos anteriormente. Si lo vemos desde la fantasía este será un camino recto sin complicaciones ni baches en él. Pero en la realidad esto no es así.

 

Podemos verlo desde la biología con la necesidad de perpetuar la especia, la supervivencia, elegimos nuestra pareja desde la fantasía creemos que este ser individual e independiente se adaptara a nuestras necesidades y cumplirá todos nuestros deseos, adivinara nuestras necesidades, algunas veces esta se elige por cómo nos hará ver ante los demás, el estatus que esta persona tiene ante la sociedad aumentara el nuestro, nos hará “mejores y valiosos” antes sus ojos, o nos vamos por la más común la media naranja esa persona que con su sola presencia nos hará un ser completo, dejamos de ser uno para volvernos un nosotros, en este sentido buscamos alguien que sacrifique su identidad personal y nos la entregue como prueba de su amor.

 

            Aprendemos a necesitar pruebas de que el otro nos ama, necesitamos regalos, presentes que entre más grandes o costosos sean más grande es el amor del otro por nosotros, esto parte de nuestro egoísmo por ser el centro de todo en la relación, pero no nos confundamos claro que es satisfactorio que el otro nos diga te quiero o nos de algún obsequio pero que diferente es cuando nace de su necesidad de hacernos sentir amados y no para complacer una imagen social. Que la relación de pareja se vuelva satisfactoria para ambos que sea mutuo el afecto y no para demostrar que existe ante las expectativas de una sociedad.

 

El camino del encuentro, es un libro que nos deja un gran aprendizaje personal y una guía para encontrar el camino, nuestro camino, de manera personal pero que nos deja claro que no es un solo camino sino varios que se entrelazan para llevarnos a uno solo que determina el cómo vivimos y viviremos nuestras vidas, nos deja en claro a lo largo de sus capítulos que somos nosotros los que determinamos que es lo que va suceder, que debemos tomar las riendas de nuestro coche y dirigirnos hacia donde nosotros queramos hacia el éxito de nuestras vidas, debemos aprender asumir los riesgos necesarios para lograr nuestro objetivos, emprender aventuras, fijar destinos, a no permitir que los obstáculos nos desalienten a seguirlo intentando.

 

En nuestro camino encontraremos personas que nos harán dudar de nuestras capacidades, gran parte de nuestro camino es aprender a confiar en nosotros mismos y en nuestras capacidades aprender a no dudar de nuestra determinación de nuestras decisiones y proyectos.

 

Es un libro que nos enseña a identificar nuestros objetivos en las diferentes áreas de nuestra vida, al autor nos lleva a determinar qué es lo que queremos en nuestras vidas y cómo lograrlo. Útil en lo profesional y personal.

 

 

 


jueves, 21 de mayo de 2020

Documental: Justicia para el pequeño Gabriel


                                              Imagen de Netflix

En esta ocasión Netflix nos sorprende con documental crudo sobre el caso ya tan conocido del niño Gabriel Fernández, quien fuera tortura y asesinado por su madre y padrastro.

                                              Imagen de Netflix

            En un total de seis episodios nos narran el caso con testimonios de la familia y personas que conocieron al niño, personas que trataron de ayudarlo, pero esfuerzo que no fue posible debido a la indiferencia de las autoridades en los diferentes niveles de gobierno y en las diferentes agencias.

            Intenso documental que no te dejara indiferente ante el abuso infantil y no solo en este país, sino a nivel mundial en la violencia que sufren los niños, por ser los seres más vulnerables de la sociedad y que no pueden pedir ayuda por si solo acusa de la falta de herramientas en la que se han desarrollado.

            Documental que no te dejara indiferente ante la falta de atención y protección que enfrentan los niños en nuestra sociedad.


jueves, 8 de septiembre de 2016

El Cuervo

El Cuervo




Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”


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Edgar Allan Poe

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(Boston, EE UU, 1809 - Baltimore, id., 1849) Poeta, narrador y crítico estadounidense, uno de los mejores cuentistas de todos los tiempos. La imagen de Poe como mórbido cultivador de la literatura de terror ha entorpecido en ocasiones la justa apreciación de su trascendencia literaria. Ciertamente fue el gran maestro del género, e inauguró además el relato policial y la ciencia-ficción; pero, sobre todo, revalorizó y revitalizó el cuento tanto desde sus escritos teóricos como en su praxis literaria, demostrando que su potencial expresivo nada tenía que envidiar a la novela y otorgando al relato breve la dignidad y el prestigio que modernamente posee.

Biografía

Edgar Allan Poe perdió a sus padres, actores de teatro itinerantes, cuando contaba apenas dos años de edad. El pequeño Edgar fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond. Las relaciones de Poe con su padre adoptivo fueron traumáticas; también la temprana muerte de su madre se convertiría en una de sus obsesiones recurrentes. De 1815 a 1820 vivió con John Allan y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación.
Después de regresar a Estados Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).
Se alistó luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraaf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
En 1832, y después de la publicación de su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), se desplazó a Baltimore, donde contrajo matrimonio con su jovencísima prima Virginia Clemm, que tenía entoces catorce años. Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, en el que aparecieron diversas narraciones y poemas suyos, y que bajo su dirección se convertiría en el más importante periódico del sur del país. Más tarde colaboró en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su esposa en 1837.
 
Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo. En 1840 publicó en Filadelfia Cuentos de lo grotesco y lo arabesco; obtuvo luego un extraordinario éxito con El escarabajo de oro (1843), relato acerca de un fabuloso tesoro enterrado, tan emblemático de su escritura como el poemario El cuervo y otros poemas (1845), que llevó a la cumbre su reputación literaria.
La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas adicciones fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte, acaecida en 1849: fue hallado inconsciente en una calle de Baltimore y conducido a un hospital, donde falleció pocos días más tarde, aparentemente de un ataque cerebral.


La obra de Edgar Allan Poe
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La calidad de la producción literaria de Poe ha oscurecido en parte su faceta de teórico de la literatura; en obras como Fundamento del verso (1843), La filosofía de la composición (1846) y El principio poético (1850), expuso ideas singulares y novedosas sobre los géneros literarios y el proceso de creación. En este último terreno se apartó por completo del concepto romántico de inspiración al abogar por una escritura reflexiva, meditada y perfectamente consciente de las técnicas expresivas, que habían de encauzarse en dirección al efecto deseado. Tales ideas tendrían gran predicamento entre la crítica antirromántica.
Respecto a los géneros, Poe sostuvo que la máxima expresión literaria es la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Sus poemas no fueron bien recibidos entre la crítica estadounidense, que los juzgó excesivamente artificiosos, pero, a partir de los estudios de Mallarmé, los europeos vieron en Poe a un modélico precursor del simbolismo. La apreciación es justa si no se olvidan los motivos románticos que, a pesar a su poética, lastraron todavía sus versos.
La moda byroniana dejó su impronta en un libro primerizo que publicó con sólo dieciocho años, Tamerlán y otros poemas (1827). En su segunda obra, Al Aaraaf (1829), el poeta celebra una etérea forma de belleza, preludio de la pura "idealidad" a la que aspirará en algunos poemas posteriores. En su tercer libro, Poemas (1831), reunió con algunas revisiones y adiciones los poemas de los dos primeros volúmenes, y añadió seis nuevas composiciones. En ellas llegó a la madurez y encontró una voz auténtica, aunque se pueda discernir en ella el eco de Coleridge; su evocación de un mundo ideal y visionario quedaba realzada por el ritmo hipnótico de los versos y la fuerza turbadora de las imágenes.
Su último libro, El cuervo y otros poemas (1845), es la expresión de su pesimismo y de su anhelo de una belleza ajena a este mundo. Algunas de las composiciones de Poe, desgajadas de los poemarios de que forman parte, alcanzaron una notable popularidad. Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso alcanzan el máximo nivel. Manifiestan idéntico virtuosismo Las campanas (The Bells, 1849), cuyo resonar, que acompaña las diversas etapas de la vida humana desde la infancia hasta la muerte, se evoca con reiteraciones rimadas y aliteraciones; Ulalume (1847), un recorrido de la tristeza a la ilusión que cae de nuevo en la desesperanza; y Annabel Lee (1849), exaltación de un inocente amor infantil que ni la muerte puede truncar.

Los cuentos de Poe
Pero la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela. Considerado uno de los más extraordinarios cuentistas de todos los tiempos, Poe inició la revitalización que experimentaría el género en tiempos modernos.
Publicados bajo el título Cuentos de lo grotesco y lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque, 1840), aunque hubo nuevas recopilaciones de narraciones suyas en 1843 y 1845, la mayoría se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos son obras maestras de la literatura de terror. Poe basó su estilo tanto en la atmósfera opresiva que creaba durante el inicio y desarrollo del relato como en los efectos sorpresivos del final.
Así ocurre en el antológico La caída de la casa Usher (The Fall of the House of Usher), cuento sobrenatural o simbolista en el que el narrador asiste a los últimos días de un antiguo amigo suyo, el hipersensible y atormentado aristócrata Rodrigo Usher. Durante su estancia fallece la hermana de Usher, que estaba gravemente enferma, y la entierran en una cripta subterránea. Una semana después, en una sobrecogedora escena final, la hermana reaparece para caer sobre el ya delirante Usher, pereciendo ambos y, tras la huida del narrador, la casa misma, que se derrumba sobre el estanque.
Cuando Baudelaire vertió al francés la citada colección y otra posterior (Tales, 1845), las tituló Histoires extraordinaires, denominación que pasó a las traducciones españolas como Narraciones extraordinarias. No faltan en estas recopilaciones los relatos macabros, como El barril de amontillado (The Cask of Amontillado), o cuentos dedicados a mujeres atormentadas e inescrutables en un contexto de atmósfera enfermiza, como Berenice o Ligeia; son en cambio menos numerosos aquellos que narran la resolución de algún enigma, como El escarabajo de oro (The Gold Bug).
En este último grupo es preciso destacar los tres cuentos protagonizados por Augusto Dupin, que sentaron las bases de un género destinado a cobrar una inmensa popularidad: la literatura policíaca. El primero de tales cuentos, Los crímenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue), se ha considerado, con toda razón, como el fundador de la novela de misterio y detectivesca. Dupin es también el protagonista de El misterio de Marie Rogêt (The Mystery of Marie Roget) y de La carta robada (The purloined Letter), piezas clásicas del género por el equilibrio de lógica, suspense y detalles narrativos.
Maestro del terror y fundador del género policial, también se reconoce a Poe su papel de precursor en la literatura de ciencia-ficción por algunos de los relatos contenidos en las Narraciones extraordinarias. De tema marino es la única novela que llegó a completar, Las aventuras de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur Gordon Pym, 1838), historia de un viaje fantástico al Polo Sur en la que reaparecen numerosos elementos (muchos de ellos terroríficos o simbólicos) de sus cuentos.
El conjunto de la obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses, en especial en Charles Baudelaire, quien la dio a conocer en Europa. Por lo demás, los continuadores de los nuevos caminos que abrió su narrativa (como Arthur Conan Doyle en la novela detectivesca, Julio Verne en la ciencia-ficción o H.P. Lovecraft en la literatura de terror) señalaron su deuda con el estadounidense, y, en general, su magisterio ha sido reconocido por todos los grandes cultivadores del cuento moderno, desde Guy de Maupassant hasta Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, quien realizó una soberbia traducción de sus relatos.



www.biografiasyvidas.com/biografia/p/poe.htm

jueves, 15 de octubre de 2015

El resplandor (película)





El resplandor (película)





El resplandor (The Shining) es una película estadounidense de 1980 del subgénero de terror psicológico, producida y dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd y Scatman Crothers. Está basada en la novela homónima del escritor Stephen King, publicada en 1977, aunque la novela y la película difieren en varios aspectos.
La película relata la historia de Jack Torrance, un escritor ex-alcohólico, que acepta un puesto como vigilante de invierno en un solitario hotel de alta montaña al que se traslada con su familia. Una vez allí, empieza a sufrir inquietantes trastornos de personalidad. Paulatinamente, debido a la incomunicación, al insomnio, a sus propios fantasmas interiores y, tal vez, a la influencia maléfica del lugar, se verá inmerso en una espiral de violencia contra su mujer y su hijo, que a su vez parecen víctimas de espantosos fenómenos sobrenaturales.
Como en otras películas del cineasta estadounidense, en paralelo con la línea dramática principal se desarrollan otras tramas secundarias que a su vez esconden innumerables representaciones simbólicas, indicios subliminales, referencias sociohistóricas e indagaciones de índole psicológica en torno a la naturaleza humana y el mal. Si bien su estreno fue acogido con frialdad por la crítica, El resplandor ha ido ganando adeptos con el tiempo hasta convertirse en una película de culto, e incluso ha llegado a ser considerada una de las mejores películas de la historia del cine. El director Martin Scorsese la considera una de las 11 mayores películas de terror de todos los tiempos.2 Críticos de cine, estudiantes de cinematografía y el productor Jan Harlan, cuñado de Kubrick, han resaltado la enorme influencia que ha tenido la película en la cultura popular.




Argumento

Jack Torrance (Jack Nicholson) llega al Hotel Overlook, en Colorado, para una entrevista de trabajo, con el propósito de obtener el puesto de vigilante durante los meses de invierno. El hotel, construido sobre un antiguo cementerio de los nativos americanos, queda aislado durante el invierno debido a las fuertes nevadas, y permanece cerrado de noviembre a mayo. El director del establecimiento, Stuart Ullman (Barry Nelson), advierte a Jack que el prolongado aislamiento puede suponer un problema, y le cuenta el caso de un vigilante anterior, Charles Grady, que al quedarse aislado en el hotel sucumbió a la claustrofobia (concepto que Ullman define como "fiebre de las cabañas"), mató a su mujer y a sus dos hijas y luego se suicidó. Jack asegura que eso no le preocupa, y que varios meses de tranquilidad es lo que necesita para centrarse en su trabajo como escritor y terminar su último libro.
Lejos de allí, la esposa de Jack, Wendy (Shelley Duvall), y el hijo de ambos, Danny (Danny Lloyd) de siete años, permanecen en el domicilio familiar, en la ciudad de Boulder. Danny no es un niño común, ya que tiene una excepcional capacidad de percepción extrasensorial que le hace evocar episodios pasados que no ha vivido y anticipar hechos del futuro; en uno de esos trances, ante el espejo del cuarto de baño, sufre premoniciones horripilantes sobre el hotel al que van a mudarse, teniendo una visión de una cascada de sangre que surge de un ascensor, y el episodio le hace perder el conocimiento. (SÓLO EN LA VERSIÓN PARA ESTADOS UNIDOS: Una pediatra (Anne Jackson) acude a la llamada de Wendy y examina al pequeño. Este, ya consciente, le comenta que tiene un amigo llamado Tony, que "vive dentro de su boca". Luego, a solas con la doctora, Wendy, visiblemente nerviosa, menciona también unos problemas de maltrato y de alcoholismo por parte de Jack, unos problemas "ya superados").
La familia llega al hotel el día del cierre al público. El jefe de cocina, Dick Hallorann (Scatman Crothers), es el encargado de enseñar las enormes cocinas a Wendy y a Danny. Mientras están dentro de una de las despensas, Halloran, sin dejar de hablar con Wendy sobre los víveres disponibles, invita mentalmente a Danny a ir a tomar un helado. El pequeño acepta y, ya a solas los dos, Dick, ahora con semblante llamativamente más serio, le explica a Danny que él y su abuela compartían esta habilidad telepática, que él llama "el resplandor", hay más gente que la tiene y los que "resplandecen" pueden ver, además, cosas del pasado o del futuro. Danny pregunta si hay algo que temer en el hotel, especialmente sobre la habitación 237. Hallorann le dice a Danny que el propio hotel "resplandece"; que guarda entre sus paredes muchas historias y que "no todas son buenas". Finalmente, ordena tajantemente a Danny que no entre en esa habitación, aunque se niega a decir por qué.
Un mes después, Jack sufre bloqueo del escritor y su proyecto no avanza. Mientras, Danny y Wendy exploran el laberinto de setos que hay en los jardines del hotel. Wendy comienza a preocuparse por las líneas telefónicas puesto que muchas de ellas han dejado de de funcionar debido a la fuerte nevada. Por su parte, Danny continúa teniendo más visiones terroríficas sobre las niñas asesinadas por el anterior guarda. Jack, sintiéndose frustrado, comienza a actuar de forma extraña y cada vez más violenta.
La curiosidad de Danny sobre la habitación 237 aumenta cuando ve la puerta de la habitación abierta. Wendy oye a Jack gritando en sueños, y cuando le despierta, éste le cuenta que ha tenido una pesadilla en la que mataba y descuartizaba a ella y a Danny. Danny llega con heridas en el cuello y visiblemente traumatizado, lo que hace que Wendy acuse a Jack de haberle maltratado. Jack deambula hasta llegar al vacío salón del hotel; se sienta a la barra y dice que por una cerveza daría su alma. En ese momento se le aparece el fantasma de Lloyd (Joe Turkel), el barman del hotel, al que Jack parece reconocer. Lloyd le sirve bourbon mientras Jack se queja sobre su matrimonio.
Al rato llega alarmada Wendy, que encuentra a Jack somnoliento y solo sobre la barra. Le cuenta que una mujer loca en una de las habitaciones ha sido la que ha herido a Danny. Jack entra en la habitación 237 para investigar, y encuentra a una joven desnuda saliendo de la bañera.
 Cuando se acerca a ella y la abraza, se transforma en una anciana con el cuerpo putrefacto. Jack le dice a Wendy que no ha visto a nadie en la habitación, y que los arañazos se los habrá hecho el propio Danny. Wendy y Jack discuten sobre si deberían sacar a Danny fuera del hotel, lo que provoca otra explosión de ira de Jack, que dice que si se van del hotel perderá su empleo. Jack, enfadado, vuelve al salón, ahora lleno de fantasmas que disfrutan de una fiesta de disfraces. Allí conoce al fantasma del antiguo guarda, Grady (Philip Stone), que le dice que debe "corregir" a su mujer y a su hijo. Mientras tanto, en Florida, Hallorann tiene una premonición de que algo va mal en el hotel y toma un vuelo hacia Colorado. Danny comienza a decir "redrum" hasta que entra en trance, y se refiere a sí mismo como "Tony".
Mientras busca a Jack, Wendy descubre los trabajos de Jack para su libro; cuando lo lee descubre que ha estado escribiendo a máquina sin parar hojas y hojas con la misma frase: All work and no play makes Jack a dull boy ("Solo trabajar y no jugar hace de Jack un chico aburrido") con distintos formatos y estilos. En ese momento se enfrenta a Jack, que la amenaza hasta que ella le golpea con un bate de béisbol y él cae por una escalera quedando inconsciente. Ella le arrastra hasta la cocina y le encierra en la despensa, pero ella y Danny están atrapados en el hotel porque Jack ha saboteado la radio del hotel y el vehículo para desplazarse por la nieve. Después, Jack habla a través de la puerta de la despensa con Grady, que abre la puerta, liberándole.
En la habitación de la familia, Danny escribe "ЯEDЯUM" con lápiz de labios en la puerta del baño, mientras lo repite en voz alta con la voz de "Tony". Cuando Wendy se despierta y mira a través del espejo, descubre espantada las letras "MURDER" ("asesinato"). Jack comienza a golpear la puerta de la habitación con un hacha, y Wendy y Danny se encierran en el baño e intentan escapar por el ventanuco. Danny escapa, pero ella no cabe por el pequeño hueco. Jack ha conseguido entrar a la habitación y ve que la puerta del baño está también cerrada y comienza a derribarla a hachazos, haciendo un agujero por el que asoma la cabeza y grita: "¡Aquí está Johnny!", mientras Wendy grita de terror. Jack introduce el brazo para quitar el pestillo, pero Wendy, que tiene un cuchillo, le hace un corte en la mano.
En ese momento, Jack escucha el sonido del vehículo de nieve que Hallorann había alquilado para llegar hasta el hotel y se dirige a la entrada para averiguar quién es el intruso. Dick entra en el hotel preguntando en voz alta si hay alguien, mientras Jack le espera agazapado y le mata de un hachazo en el pecho. La muerte de Hallorann "resplandece" en Danny, que no puede evitar un grito de pánico, lo que hace que su padre le localice y tenga que huir a toda prisa, adentrándose en el laberinto de setos. Mientras tanto, Wendy recorre el hotel en busca de su hijo, y durante el recorrido por pasillos, escaleras y habitaciones ve varios fantasmas (al parecer, relacionados con acontecimientos del pasado) y tiene la misma visión de la cascada de sangre que tuvo Danny. Finalmente descubre el cadáver de Dick Hallorann.
Jack comienza a perseguir a Danny por el laberinto siguiendo el rastro de sus huellas en la nieve. El niño, que conoce mejor el lugar que su padre, pone en marcha un ingenioso plan: caminar hacia atrás sobre sus propias huellas y escondiéndose a un lado. De este modo, Jack llega a al final de un rastro que no le lleva a ningún sitio, mientras que el niño no tiene más que seguir sus huellas anteriores para encontrar la salida. Allí se encuentra con su madre y ambos huyen en el vehículo que en el que ha venido Hallorann. Por su parte, Jack, perdido en el interior del laberinto, muere congelado.
En la escena final, la cámara se acerca a una fotografía en blanco y negro, que muestra a una multitud en una fiesta. En el centro aparece un sonriente y rejuvenecido Jack Torrance, y al pie de la fotografía se lee que se trata de la fiesta del 4 de julio celebrada en el Overlook en 1921.
Reparto

Casting
Papeles principales

Jack Torrance
Kubrick barajó varios nombres para el papel principal, entre ellos los de Robert De Niro y Robin Williams. Al primero lo descartó tras verle en Taxi Driver porque le parecía demasiado histriónico para el papel; al segundo, después de verle en Mork & Mindy, por ser demasiado poco expresivo. También pensó darle el papel a Harrison Ford. Stephen King, por su parte, renegaba de Nicholson porque pensaba que, como este había rodado Alguien voló sobre el nido del cuco, el espectador tendería a considerarlo un individuo inestable desde el principio; por ello, King prefería para el papel a Michael Moriarty, a Jon Voight o a Martin Sheen, que representarían más fielmente el perfil de individuo corriente que se ve abocado gradualmente hacia la locura. En cualquier caso, desde el principio al escritor se le dijo que el actor para el papel principal «no era negociable».

Wendy Torrance
Aunque en un principio Jack Nicholson sugirió que Jessica Lange encajaría mejor en la personalidad de la Wendy de Stephen King, Shelley Duvall supo muy pronto que ella era la elegida para el papel. A diferencia del personaje de la novela, la Wendy del film tendría una personalidad vulnerable, débil de carácter y sumisa hacia su marido. De este modo, y según la interpretación sociológica del film, Kubrick quería resaltar con más crudeza el machismo como una de las manifestaciones de las relaciones de poder amo-criado. Para labrar ese carácter y darle más credibilidad, a lo largo del rodaje el director la presionó hasta el límite, llegando incluso a humillarla ante todos sus compañeros. Se dice que la escena en que armada con el bate de béisbol retrocede por la escalera ante el ataque de su marido (una de las secuencias que más tomas ha exigido nunca por parte de un director de cine), no estaba representando a una mujer aterrada; Shelley estaba, literalmente, aterrada.

Danny Torrance
El candidato inicial del director para representar el papel de hijo de los Torrance fue Cary Guffey (Encuentros en la tercera fase), pero los padres del joven actor lo impidieron aduciendo que era una película demasiado truculenta para un niño. En la búsqueda de candidatos fueron entrevistados unos cinco mil niños a lo largo de seis meses. Las pruebas, coordinadas por el asistente de Kubrick Leon Vitali (el actor que había representado el papel de lord Bullingdon en Barry Lyndon), tuvieron lugar en Chicago, Denver y Cincinnati, ya que Kubrick quería que el acento del candidato estuviera «a medio camino» entre el de Jack Nicholson y el de Shelley Duvall. Durante el rodaje, el pequeño actor fue protegido de manera especial por Kubrick; de hecho, el niño creyó en todo momento que estaba rodando un drama, no una película de terror. Tras su papel en el film de 1982 Will: the autobiography of G.Gordon Liddy, Danny Lloyd abandonó su carrera como actor.

Papeles secundarios

  • En la decisión de elegir para el papel de Dick Halloran a Scatman Crothers fue determinante la recomendación de Nicholson, que había compartido con él reparto en Alguien voló sobre el nido del cuco.
  • Para Lia Beldam (joven de la bañera) y Billie Gibson (anciana de la bañera), esta fue la única película en que intervinieron.
  • Tampoco las hermanas gemelas Lisa Burns y Louise Burns volvieron a intervenir en ninguna película. A juzgar por la forma de posar ante la cámara y por su atuendo, algunos biógrafos y críticos han sugerido que el director se habría inspirado en la fotografía Identical Twins, Roselle, New Jersey, 1967,[2] tomada por una antigua compañera del New York Bronx: la reconocida fotógrafa Diane Arbus.12 13 14 15 Sin embargo, la viuda manifestó al respecto que la estética elegida por Kubrick no guardaba relación directa con esa fotografía.16 Lisa y Louise son gemelas idénticas; sin embargo, tanto en el libro como en el guion, son simplemente hermanas. En la escena inicial de la entrevista, el personaje de Ullmann comenta que las edades de las niñas eran de «entre ocho y diez años».
  • Barry Dennen tiene un papel muy limitado (y en la versión corta, sin diálogos) como ayudante del señor Ullman.
  • Anne Jackson (la pediatra que atiende a Danny) y Tony Burton tampoco aparecen en la versión internacional, si bien figuran en los créditos iniciales.
  • El invitado que, con una enorme brecha en la cabeza, brinda diciendo «Una bonita fiesta, ¿verdad?» es Norman Gay, editor en la película de El exorcista.
Versiones comerciales
Preestreno: 146 minutos (celuloide)
Versión para Estados Unidos: 144 minutos (vídeo, NTSC)
Versión internacional: 114 minutos (vídeo, PAL)
Existen dos versiones comerciales oficiales de El resplandor: la que se estrenó en Estados Unidos (versión USA) y una segunda, más corta, que se distribuyó unos meses después al resto del mundo (versión internacional). La película se proyectó por primera vez al público el 23 de mayo de 1980: fue un estreno restringido, muy al uso en aquella época, ya que solo se exhibió en medio centenar de salas de Nueva York y de Los Ángeles. Apenas unos días después, el director y la Warner pidieron a los exhibidores que cortaran una escena del final (la escena del hospital) y devolvieran a la distribuidora el celuloide sobrante. Tras ser eliminada físicamente también de cada una de las copias almacenadas y de los negativos, el 13 de junio se produjo el lanzamiento para el resto de Estados Unidos.17 18 Unos meses más tarde, con vistas a la explotación internacional, Kubrick volvió a recortar el metraje, esta vez en unos 30 minutos. Aunque la productora justificaba los cortes por una acogida inicial por debajo de lo esperado, es posible que el motivo real fuera el deseo del director de reorientar la narración hacia una vertiente más abstracta. Para ello decidió minimizar la influencia en la trama de cuatro factores que tanto en el libro como en la versión larga jugaban un papel más determinante:
  1. el hotel como entidad maléfica en sí misma
  2. el mundo exterior
  3. el alcoholismo del protagonista
  4. el amigo imaginario del niño
Esta versión se estrenó el 26 de septiembre de ese año en algunos países escandinavos; y, en los meses siguientes, en el resto de Europa y en Japón. Según algunos analistas, los problemas de ritmo que también argumentó el director para justificar el nuevo montaje «resultan simple y llanamente incomprensibles», ya que las escenas suprimidas «enriquecían mucho más un film de múltiples lecturas, que hacía hincapié sobre el personaje de Danny y desvelaba matices ocultos en torno a la relación de este con su padre».

El «corte del director»

Según The Shining FAQ, las dos versiones del film lanzadas tienen el estatus de «corte del director», «puesto que fue él mismo quien decidió los cortes de cada una».  Del mismo modo, para Movie-Censorship.com, «las dos contaban con la bendición del realizador»; de hecho, en el curso de un proceso de remasterización para una nueva reedición en DVD, la Warner volvió a lanzar la versión larga en Estados Unidos y la corta en el resto del mundo. En cambio, en Internet Movie Database se insiste en que Kubrick prefería el montaje para Europa, si bien «la versión larga está más difundida hoy día».

El otro epílogo

La fría acogida de los primeros pases en Estados Unidos acabó de decidir al realizador para suprimir una escena que se desarrollaba a modo de epílogo justo tras el desenlace del laberinto nevado y antes de la misteriosa secuencia final de la fotografía de los años veinte. En dicha escena, Wendy, convaleciente en una habitación de hospital, recibe la visita del administrador, quien le comunica que los investigadores no han encontrado el cadáver de su marido ni tampoco el del cocinero. Tal revelación suponía un giro narrativo arriesgado, puesto que venía a proponer nuevas conjeturas sobre todo lo ocurrido dentro de los muros del Overlook en los meses anteriores.
La decisión del director de eliminar esa escena fue controvertida. El consenso general entre los que vieron los primeros pases era que la película quedaba mejor sin ella porque mantenerla suponía debilitar la amenaza del Overlook sobre la familia y reintroducía en el conflicto a Ullman, que apenas había tenido protagonismo en la historia. La coguionista Diane Johnson reveló que Kubrick sentía desde el principio cierta «compasión» por el destino final de Wendy y del pequeño Danny, y en ese sentido la escena del hospital daría cierta sensación de vuelta a la normalidad. Johnson, en cambio, era partidaria de un desenlace más trágico: llegó a proponer incluso la muerte de Danny Torrance; el caso es que el propio director siempre albergó ciertas reticencias respecto a la escena, hasta que finalmente decidió que era oscura y confusa, y que la película funcionaba mejor sin ella. Tal vez la «oscuridad» a la que alude Kubrick apunte a un posible paralelismo entre la desaparición de los cadáveres de Jack y Halloran y la tragedia del Donner Party mencionada al principio.
La crítica también se pronunciaba favorablemente:

Kubrick estuvo acertado al suprimir este epílogo.(…) En cierto modo, los espectadores necesitamos creer que los tres miembros de la familia Torrance residieron realmente en el hotel durante aquel invierno, sea lo que sea lo que pasó o lo que ellos creían que estaba pasando.
                                                                                                               Roger Ebert
No faltaron, sin embargo, voces en contra de tal supresión. Para la actriz principal, Shelley Duvall, «Kubrick se equivocó, porque la escena explicaba algunas cosas importantes, como el significado de la pelota amarilla y el papel que el director del hotel desempeñaba en la intriga».
Desde un punto de vista retrospectivo, algunos espectadores se han planteado alguna incógnita tras conocer los debates internos del equipo durante el montaje del film sobre la conveniencia de incluirla o no. Sea como fuere, reflexionan, la escena estuvo desde el principio en el guion, de manera que la doble personalidad del personaje de Stuart Ullman estaba ya de algún modo presente en el carácter que Kubrick quería imprimirle en sus intervenciones al principio de la película, en las entrevistas y la visita guiada: mientras se rodaba la película, él, Ullman, ya «lo sabía todo» sobre el Overlook y, sin embargo, bajo su apariencia de anfitrión de modales exquisitos, premeditadamente se lo estaba ocultando a los futuros inquilinos.

Adaptación de la novela
En 1977, un ejecutivo de Warner Bros, John Calley, envió a Kubrick las pruebas de imprenta de lo que luego sería la novela El resplandor. Su autor, Stephen King, era ya por aquel entonces un autor superventas que tras el taquillazo de Carrie podía presumir de éxitos en adaptaciones para la gran pantalla. Por su parte, Kubrick llevaba un tiempo con la idea de dirigir un film de terror; y es que unos años antes, mientras Barry Lyndon decepcionaba en la taquilla, otra película de la Warner que él había rechazado dirigir, El exorcista, dirigida por William Friedkin, batía récords de recaudación por todo el mundo.
Preguntado sobre qué fue lo que atraía a Kubrick de la idea de adaptar la novela del popular escritor, asiduo de las listas de superventas, su productor ejecutivo (y cuñado) Jan Harlan desveló que Kubrick quería «intentarlo» en este género cinematográfico, aunque con la condición de poder cambiar la novela de King. Y esa condición sería garantizada finalmente por contrato.
El guion fue escrito por el propio director con la colaboración de la escritora Diane Johnson. Kubrick había rechazado la versión inicial, escrita por el propio King, por juzgarla una adaptación demasiado literal de la novela; además, el realizador no creía en historias de fantasmas porque eso «implicaría la posibilidad de que hubiera algo después de la muerte», y él no creía que hubiera nada, «ni siquiera el infierno». En cambio, Johnson, que por aquel entonces estaba impartiendo un seminario sobre novela gótica en la Universidad de California de Berkeley, le parecía una opción que encajaba mejor en su proyecto. En el fondo, Johnson menospreciaba la literatura de Stephen King; poco después del estreno, en una entrevista concedida la parisina revista Positiv, declaró:

Entre nosotros, The Shining (la novela) no forma parte de la gran literatura. Da miedo, es eficaz y funciona, sin más (…). Pero precisamente es interesante ver cómo un libro bastante malo puede ser también muy eficaz. (…) es bastante pretencioso. Pero también es cierto que se tienen menos escrúpulos al destrozarlo: una es consciente de que no se está destruyendo una gran obra de arte.

Kubrick, por su parte, se manifestaba más entusiasmado con las posibilidades del manuscrito:

Era la primera vez que me leía hasta el final una novela que de las que me enviaban con vistas a una posible adaptación cinematográfica. Me vi absorto en su lectura y me pareció que su trama, ideas y estructura eran mucho más imaginativas de lo habitual en el género de terror; pensé que de ahí podía salir una magnífica película.

Stephen King nunca ocultó su rechazo hacia el resultado final del proyecto cinematográfico, y acusaba a Kubrick de no entender las reglas del género de terror.
En la novela, la historia adopta el punto de vista del niño, mientras que en la película es el padre el protagonista principal; de hecho, una de las diferencias más notables radica en el perfil psicológico de Jack Torrance. Según la novela, el personaje representaba un hombre corriente y equilibrado que poco a poco va perdiendo el control; además, la narración escrita reflejaba rasgos personales del propio autor en aquella época (marcada por el insomnio y el alcoholismo), además del maltrato. Por su parte, la Wendy de King es una mujer fuerte e independiente a nivel profesional y emocional; para Kubrick, en cambio, no parecía coherente que una mujer así hubiera soportado durante mucho tiempo la personalidad de Jack Torrance. Otras diferencias son:
  • La idea del laberinto surgió como alternativa a las limitaciones técnicas que suponía recrear setos con formas de animales que cobraban vida tal como había escrito King.
  • Las dos niñas que interpretan el papel de las hijas asesinadas son gemelas, mientras que en la novela se llevan dos años.
  • En el libro de King, el número de habitación era la 217, que existe realmente, pero se cambió por la inexistente 237 para no «ahuyentar» a potenciales clientes.
  • El desenlace de la película es distinto al de la novela.
El título de la novela está inspirado en el estribillo, «We all shine on», de la canción Instant Karma, escrita por John Lennon e interpretada por el grupo The Plastic Ono Band.

Rodaje

El rodaje duró catorce meses. El director se empeñó en rodar cada escena cronológicamente según el guion, lo que obligaba a mantener en funcionamiento los decorados principales y equipos paralelos de sonorización.

Entre otras muestras del perfeccionismo casi enfermizo de Kubrick se cuentan las siguientes:

  • Para las tomas de Jack lanzando la pelota contra la pared, Kubrick encargó a una de las unidades que repitieran el lanzamiento hasta que la pelota impactara directamente contra la lente de la cámara, lo que supuso varios días de filmación; la secuencia sería finalmente descartada en la sala de montaje.
  • La pelota que entra en el círculo de coches de Danny debía detenerse justo a la entrada.
  • El sonido de las teclas cuando Jack escribe una y otra vez la única frase de su «novela» corresponde a la frase realmente tecleada y grabada con anterioridad. Según el director, con el uso cada molde al impactar acaba sonando sutilmente diferente respecto a los demás.
Sin embargo, algunos críticos se preguntan si la obsesión de Kubrick por repetir las tomas decenas de veces obedecía a un afán de perfeccionismo o bien se trataba de una estrategia calculada:

¿Quería Kubrick que los actores llegaran al convencimiento de que ellos mismos estaban encerrados en el hotel con otro loco, su director?
Roger Ebert
En el documental The Making of «The Shining», grabado por una de las hijas del director, Vivian, y que se incluye en el DVD, se revela que este hacía proyectar a los miembros del reparto secuencias de películas del género de terror como Eraserhead (Cabeza borradora), Rosemary's baby (La semilla del diablo) o la propia El exorcista para que «entraran en ambiente».

Filmación de exteriores
Las imágenes de la secuencia de apertura, tomadas desde un helicóptero por Greg MacGillivray, se filmaron en el estado de Montana: pertenecen al lago Saint Mary y a la carretera Going to the Sun, que atraviesa el Parque Nacional de los Glaciares. Algunas de las tomas aéreas desechadas en el montaje serían luego utilizadas por el director Ridley Scott para la secuencia final de Blade Runner.
La fachada principal del ficticio Overlook corresponde en realidad a la del complejo turístico Timberline Lodge, en las laderas del monte Hood, en Oregón. El laberinto no aparece en las tomas aéreas porque en realidad no existe; para la escena del recorrido inicial por las instalaciones se utilizó una réplica de la fachada sur. También corresponde a exteriores reales el aeropuerto desde el que Halloran contrata el vehículo oruga (versión USA): se trata del aeropuerto londinense de Stansted.
Otra de las hijas de Kubrick, Katharina, colaboró en las localizaciones.

Filmación de interiores
Casi toda la película se filmó en estudio. Para la recreación de las dependencias del establecimiento, Kubrick y su diseñador de producción, Roy Walker, se inspiraron en modelos de varios hoteles reales. Así, los aseos de caballeros de la Gold Room se basan en los del Bitmore, de Arizona, diseñados por Frank Lloyd Wright, mientras que el salón del Colorado, la recepción y los ascensores, en el Ahwahnee, en el valle de Yosemite; en este caso, de hecho, la réplica se parece tanto al original que aún hoy muchos clientes del hotel real preguntan al entrar si están en el «hotel Overlook».
Pero no solo las estancias del hotel se filmaron en realidad en estudio: también la residencia de los Torrance en Boulder antes de mudarse al hotel, la habitación de Halloran en Florida o la oficina de alquileres de Durkin (versión USA). Incluso las tomas nocturnas fuera del hotel y la persecución en el laberinto se prepararon y grabaron en los estudios Pinewood y Elstree, en Inglaterra. Los copos de nieve eran en realidad de poliestireno, la nieve del suelo era sal; la bruma, vapor de aceite; y la fachada del Overlook, una recreación en estudio de la del Timberline.
Las escenas se rodaban en seis sets principales: Salón del Colorado, Recepción, Gold Ballroom, Cocinas, Ala Oeste y Exteriores. El salón del Colorado, donde Jack escribe su novela, era iluminado artificialmente desde las ventanas para recrear el clima de fuertes nevadas del «exterior». Los 700 000 vatios de potencia elevaban la temperatura en el interior hasta los 43 . La energía necesaria era tal, que en una ocasión se declaró un incendio que arrasó las instalaciones, aunque afortunadamente ya se había terminado la fase principal del rodaje.

Tomas en movimiento. La Steadicam
El resplandor fue la cuarta película que usaba un sistema de filmación novedoso en aquel tiempo, un sistema que superaba las limitaciones de la grúa o el dolly para tomas en movimiento en espacios reducidos: la Steadicam, un estabilizador de cámara con forma de brazo recto que evitaba que la imagen de la cámara temblara mientras el operador seguía al objeto. La idea constituía una excelente alternativa al aparatoso y caro travelling, ya que con él se obtenían movimientos más complejos a menor coste. Su creador, Garrett Brown, ante el desafío que suponía el proyecto de Kubrick para poner a prueba su invento, quiso asumir personalmente la extenuante tarea de, por ejemplo, perseguir a Danny a muy corta distancia por los pasillos del hotel a bordo de su triciclo, giros incluidos: en compañía del técnico de sonido y del primer técnico auxiliar de cámara, la cámara debía desplazarse a ras de suelo y adaptarse rápidamente a diversas alturas, saltar sobre las alfombras o caer al parqué, y para ello diseñó un carro empujado o —en las tomas hacia atrás— arrastrado por él mediante un sistema articulado.
Según afirma el propio Brown, la posibilidad de rodar con este sistema influyó positivamente en la planificación de producción:
Muchos de los tremendamente complejos decorados de Kubrick se diseñaron teniendo en mente las posibilidades de la Steadicam, gracias a la cual ya no era necesario quitar paredes a las habitaciones o allanar el suelo como exigía la grúa. De hecho, las escenas en el interior de uno de los decorados en particular, las del gigantesco laberinto de setos gigante, habrían sido imposibles de filmar por ningún otro medio.
Garrett Brown. The Steadicam and «The Shining»

Banda Sonora
La música que abre la proyección se basa en el tema Dies irae, un himno fúnebre latino de la Edad Media remezclado con sintetizadores y voces por Wendy Carlos y Rachel Elkind, que ya habían intervenido en la banda sonora de La naranja mecánica. Sin embargo, a pesar de la cantidad de material original de Carlos y Elkind, Kubrick prefirió que la ambientación sonora se basara, sobre todo, en obras de autores de música clásica europea: el francés Hector Berlioz, el húngaro Béla Bartók, el rumano Gyorgy Ligeti y, especialmente, el polaco Krzysztof Penderecki.
Asimismo, para ambientar secuencias del pasado del hotel, el realizador recurrió a cantantes y compositores de éxito en bandas de los años treinta como Jack Hylton y Ray Noble. La selección de los temas corrió a cargo una vez más del propio director, pero el proceso de sincronizar los pasajes musicales al ritmo de cada secuencia fue asumido por el asistente de dirección y editor musical Gordon Stainforth, cuyo trabajo en el film es notable por la minuciosa atención a los detalles y por su precisa sincronización.44 Una escena de la que Stainforth se siente especialmente orgulloso es la del niño y su padre hablando en la cama de este. La pieza corresponde realmente a solo una tercera parte del tercer movimiento de Música para cuerda, percusión y celesta, de Béla Bartók; pero parece como si la escena se hubiera adaptado a la composición, a pesar de haberse filmado antes.

El xilófono de apertura, cuando Danny abre despacio la puerta, parece decir: «Espero no despertarle…», aunque sí lo despierta. Luego, cuando el niño pregunta: «No nos harás daño a mamá o a mí, ¿verdad?», el sonido se vuelve oscuro y amenazador, aunque luego el clima cobra brillo cuando el padre replica: «Nunca te haré daño. Nunca. Nunca». Esta pieza de música corresponde realmente a una tercera parte del tercer movimiento de la composición, pero gracias al trabajo de edición la duración coincide exactamente con la de la escena de Jack y Danny.
                                                                                                           Shades Below

Una muestra de las conexiones internas de la narración está en el hecho de que la canción que acompaña la secuencia final, cuando la cámara se acerca a la foto antigua de Jack en un baile de época, es la misma que antes había amenizado la esplendorosa fiesta en la Gold Room.

Tabla de piezas musicales


Piezas musicales de El resplandor
Nombre
Compositor
Año
Director
Orquesta
Escena(s)
The Shining (tema principal)
Títulos iniciales.
Rocky Mountains
La familia Torrance viaja hacia el Overlook.
Lontano
• Danny ve a las gemelas por primera vez.
• Halloran muestra a Wendy las despensas y conectacon Danny.
• Wendy descubre que las líneas están cortadas.
Música para cuerda, percusión y celesta(III movimiento)
• Wendy juega a perseguir a Danny por el laberinto mientras son observados por Jack desde la maqueta del salón del Colorado.
• Danny descubre la habitación 237 y, al intentar abrir la puerta, las gemelas «resplandecen».
• Danny va a su cuarto a buscar el camión de bomberos y ve a su padre sentado en la cama sin poder dormir.
El despertar de Jacob(1)
Krzysztof Penderecki
• En su casa de Boulder, Danny le habla a Tony ante el espejo del lavabo.
• Jack se despierta bajo su escritorio, aterrorizado por una pesadilla.
• Durante el sueño de Danny mientras Jack se adentra en la 237.
Utrenja (ru: ‘maitines’)-Ewangelia (pl: ‘evangelio’)
Andrzej Markowski
• Wendy alcanza a Jack con el bate de béisbol.
• Jack hunde su hacha en el pecho de Halloran.
• Wendy grita al ver «REDRUM» escrito en el espejo.
• Wendy descubre el cuerpo ensangrentado y sin vida de Halloran.
• Wendy asiste aterrada al regreso a la vida de algunos fantasmas del hotel.
Utrenja-Canon de Pascua
Andrzej Markowski
• Jack destroza la puerta con el hacha.
• Jack persigue a Danny por el laberinto.
• Wendy se encuentra con el río de sangre saliendo por los ascensores.
De natura sonoris, núm. 1
Krzysztof Penderecki
• Danny recorre los pasillos con el triciclo cuando, al doblar un recodo, ve a las gemelas y se detiene en seco.
• Wendy descubre que Jack ha saboteado el vehículo oruga.
• Al amanecer, Jack aparece muerto por congelación en el laberinto.
De natura sonoris, núm. 2
Krzysztof Penderecki
• Jack se dirige furioso hacia el salón de baile dando puñetazos al aire.
• Jack enciende las luces del salón de baile.
Danny escribe "REDRUM" con lápiz de labios en el espejo.
•Halloran conduce el vehículo oruga hacia el Overlook.
• Danny se reencuentra con su madre tras escapar del laberinto.
Polymorphia
Henryk Czyż
• Wendy descubre los escritos de Jack en la máquina de escribir.
• Wendy arrastra a Jack a la despensa.
• Jack, desde dentro de la despensa, dice a Wendy que vaya a comprobar el vehículo oruga y la radio.
Masquerade
Jack Hylton y su Orquesta
Jack sale de la cocina tirándolo todo y, al salir al pasillo, oye música de fiesta y ve el suelo lleno de globos.
Midnight, the Stars & You
Ray Noble & his Mayfair Dance Orchestra (con Al Bowlly en las voces)
• La fiesta en la Gold Room.
• La cámara se va acercando a la fotografía misteriosa del baile de 1921.
It's All Forgotten Now
Ray Noble & his Mayfair Dance Orchestra (con Al Bowlly en las voces)
Conversación de Jack y Delbert Grady en los aseos de la Gold Room (primera parte).(2)
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Conversación de Jack y Delbert Grady en los aseos de la Gold Room (segunda parte).(3)

(1) Preguntado sobre la relación del título con el contenido onírico de las escenas en que aparece, Kubrick la calificó como una «extraña coincidencia», especialmente en el caso de la pesadilla de Jack. Según los críticos, la intención primaria del director era más bien evocar el Holocausto. Cocks, Geoffrey. «The Wolf at the Door: Stanley Kubrick, History and the Holocaust» (en inglés). Consultado el 25 de diciembre de 2012.

(2) La canción tiene un doble sentido por cuanto Jack ya no recuerda que él ha sido siempre —según Grady— el guarda del hotel.
(3) Otra melodía con nombre significativo: en el hotel, Jack está «en casa». En el disco de la banda sonora, por restricciones de duración, se incluyó esta pieza en lugar de Midnight, the Stars & You o It's All Forgotten Now.

Fuentes:
·         The Shining: an analysis of the Stanley Kubrick horror classic«Shining music» (en inglés). Consultado el 25 de diciembre de 2012.
·         IMDb«FAQ for El resplandor (What music plays when?)» (en inglés). Consultado el 25 de diciembre de 2012.

Doblaje al español (España)

El encargado de la traducción de los diálogos en español fue Vicente Molina Foix. El doblaje, llevado a cabo en en los estudios EXA, de Madrid, es uno de los aspectos más controvertidos de la versión para España. Kubrick, en su afán por controlar todos los aspectos de la producción, impuso como director de doblaje al realizador español Carlos Saura y fue quien dio el visto bueno a las voces, incluida la de Verónica Forqué para doblar a Wendy Torrance. La opinión mayoritaria es que con tal decisión se rompía el tono, la tensión y la atmósfera del original. Con una buena dosis de ironía, se llegó a decir que «lo más terrorífico de la película era el doblaje» realizado por la actriz española. Algunas opiniones de espectadores son: «ridículo», «nefasto», «vergonzoso», «el peor de la historia», «buen doblaje... para una comedia» o «no escuchaba un doblaje tan cachondo desde los sketches de Charlton Heston en El Informal». Se lo ha llegado a considerar el peor doblaje de la historia del cine.
La monótona voz que dobla a Jack Torrance es la de Joaquín Hinojosa, no la del habitual de Nicholson, Rogelio Hernández. Por su parte, el actor Scatman Crothers, que tenía un tono de voz más bien atiplado, fue doblado por Rafael Taibo, una voz grave que el público español asociaba más a documentales, noticias y publicidad.

Palmarés

Las críticas negativas que recibió inicialmente la película la hicieron «merecedora» de dos nominaciones a los premios Razzie, o anti-Óscar: el de Peor Actriz Principal y el de Peor Director; finalmente, ni Duvall ni Kubrick «consiguieron» el premio. También optó a los premios Saturn en los apartados de Mejor Director, Mejor Actor Secundario (Scatman Crothers), Mejor Película de Terror y Mejor Banda Sonora (Wendy Carlos y Rachel Elkind); solo Crothers se llevó el galardón en su apartado.
En cuanto a los Óscar, después de haber concurrido como Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion con Barry Lyndon, El resplandor resultó ser la primera película de Kubrick que ni siquiera fue nominada en apartado alguno.